Historia y evolución de la cocina.

Para hablar de la evolución de la cocina hasta la actualidad, tenemos que remontarnos a la Edad de Piedra. En la Prehistoria nuestros antepasados carecían de ciertos avances. Los materiales de los que disponían eran muy básicos y se desconocía absolutamente la cocina tal y como la conocemos ahora. Tomaban un elemento combustible como podían ser ramas y hojas y con piedras hacían fuego para lograr una mayor digestibilidad de los alimentos.

A medida que avanza el tiempo, aparece la cerámica y con ella las vasijas, que permitían cocer la comida y así hacer posible el consumo de otros alimentos que aún no comían, como eran los vegetales.

Origen de la alfarería.

En la Edad Media ya empezamos a ver la cocina más parecida a la que tenemos en la actualidad, puesto que ya concebían la cocina como una habitación donde se come, se trabaja y se vive conjuntamente. La cocina como mueble en forma de una simple hornilla fue conocida por los romanos.

Grecia y Roma aplicaron diferentes materiales como el cobre o el hierro a las cocinas. También aportaron botellas de vidrios, jarras de madera, copas de asta de toro y cerámica decorada. Los griegos por su lado agregaron el asador y desarrollaron la industria de los utensilios de cocina.

Durante el Renacimiento tiene lugar una insaciable búsqueda del perfeccionamiento en lo estético. Las cocinas de la clase noble se convierten en espacios de un enorme lujo, donde se deja entrever el refinamiento y el gusto por la exquisitez. Para la población corriente uno de los avances de mayor importancia fue lo que se conoce como “cocina económica” que se inventó en el siglo XVII, con la que era posible mantener el fuego encendido en una cámara que a su vez calentaba una plancha metálica.

Todos estos avances hicieron más económico el cocinar y supuso confinar el fuego en una cámara construida con ladrillos, que calentaría la superficie de metal donde poder cocinas los alimentos.

Hasta la última etapa del siglo XIX, la cocina cobra significados diferentes según el tipo del hogar. En las casas de los burgueses esta dependencia era tratada como un lugar sucio y lleno de humos y de olores, con la presencia de un horno cuyo calor tenía incidencia directa el blanco del cutis, algo que preocupaba mucho a las personas de clase alta, que evitaban el contacto con el sol a toda costa. En cambio, en las viviendas más humildes era el único lugar que proporcionaba calor, siendo de esta manera la parte central de la casa. Pero para abaratar los costes de construcción, muchas veces la cocina ocupaba un lugar del espacio de la vivienda en sí. Pero justamente a finales de este siglo, con el descubrimiento de nuevas fuentes de energía, los hornos se vuelven más complejos y se alimentan a base de gas. La cocina ya no se encuentra en un edificio aparte, sino que simplemente se ubica separada del resto de la vivienda.

Cocina económica a leña

En el siglo XX suceden toda una serie de progresos tanto a nivel tecnológico como a nivel artístico. Se crea la escuela Bauhaus, que fue una escuela pionera en el diseño arte y posteriormente arquitectura. acentuó las bases de lo que hoy conocemos como diseño industrial y gráfico, es decir, los orígenes del diseño de la cocina.

En 1892, una década después de que Edison diera a conocer la lámpara incandescente, los inventores británicos R. E. Crompton y J. H. Dowsing patentaron la primera cocina eléctrica para uso doméstico. No tardaron en aparecer modelos perfeccionados de cocinas eléctricas, y dos de los más notables fueron el de 1906, debido al inventor Albert Marsh, de Illinois (EE. UU.), cuyo elemento radiante, de níquel y cromo, podía alcanzar temperaturas al rojo blanco sin fundirse; y la estufa británica de 1912, que sustituyó la pesada placa de hierro en la que se enrollaba el alambre calefactor por un elemento ligero de arcilla refractaria, con lo que se consiguió la primera estufa eléctrica portátil realmente eficaz.

Cada vez van apareciendo más utensilios de cocina tales como batidoras, balanzas, ollas más prácticas, y un sinfín de artículos más que facilitaban las labores cotidianas. En la década de los 40 se empiezan a comercializar las primeras campanas extractoras, que resolvían uno de los principales problemas de la cocina, eliminando el olor, la grasa y el humo durante el proceso de cocción. Se consiguen entonces cocinas funcionales, que al disponer de aparatos tecnológicos diversos, facilitan las labores diarias y ahorran tiempo de manera significativa.

La televisión, situada en el comedor, se convirtió en el centro del hogar de millones de viviendas, reuniendo a familias por completo para disfrutar de este entretenimiento visual. El salón por lo tanto ocupó todo el protagonismo, dejando la cocina en un segundo plano. De la cocina lo único que preocupaba era su función utilitaria, que se pudiese hacer el trabajo lo más eficientemente posible en la misma.  La estética no era lo más significativo, aunque a partir de los 90 la tendencia empieza a cambiar. Las cocinas se empiezan a percibir de otro modo, y cada vez son más son fabricantes que apuestan por diseños de cocina más modernos y atractivos.

Las cocinas ya han alcanzado excelentes niveles de usabilidad y durabilidad, y donde se empieza a buscar la diferencia es en lo estético. Cada vez más tiene relevancia el conjunto de elementos de la cocina, sus colores, sus formas, etc. Y así ha evolucionado la cocina hasta nuestros días. Con los avances tecnológicos que podían parecer inviables tan solo un par de décadas atrás, llegamos a las cocinas en las que se busca la comodidad, el bienestar, y el poder transmitir una sensación única a través del diseño. La imagen es de los aspectos más importantes en el mundo interconectado de hoy en día. La labor de los diseñadores cada vez está más demandada. La cocina vuelve a ser el corazón de la casa. Y la campana extractora se convierte a su vez en el corazón de la cocina, haciendo que los malos olores, la grasa y el humo pasen a la historia, y adaptando al mismo tiempo un significado artístico con el que el valor de la cocina vuelve a estar en alza.

Hay cocinas que forman un mueble completo, con los fogones y el horno, que se apoya directamente en el suelo. Otras solamente constan de una placa que se apoya en un hueco en la mesada de los muebles de la cocina. El horno puede estar debajo de ella, o separado en un mueble alto, para que quede a una altura más cómoda para vigilar la cocción de los alimentos.

En Nelson Sobrero tenemos una gran variedad de cocinas, hornos, anafes y campanas. Puedes ver todos los diferentes modelos que tenemos en nuestra web.

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